La crítica especializada comentó positivamente la propuesta dramática de Antonio Acevedo Hernández, incluso lo reconoció como el padre del teatro social en Chile. Además, se lo destacó a nivel latinoamericano como uno de los más importantes autores proletarios de la primera fase de la modernidad, tanto a nivel temático, como por el circuito de producción y recepción de sus textos: gran parte de su trabajo lo efectuó junto a compañías obreras que se presentaron frente a los trabajadores.
Entre la gran cantidad de textos de su autoría, se destacan Joaquín Murieta, texto en el que recreó la figura del personaje con anterioridad a que lo hiciera Neruda, Los payadores, Irredentos, Almas perdidas, La canción rota, Árbol viejo y Chañarcillo, que es tal vez la obra más reconocida del autor. Estas últimas cuatro piezas citadas fueron recopiladas en el Teatro Selecto, con prólogo de Juan Andrés Piña, editado en 1999.