Impresiones de un viaje a América (1870-1884). Obra original de José María Gutiérrez de Alba - Página 425

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misma tinta roja el rostro de algunos muchachos de la tribu, dibujando en el vientre de uno de ellos una cara, que excitó de tal modo la hilaridad de todos los indígenas, que no cesaban de recomendar al muchacho que se abstuviera de bañarse y lavarse para conservar por más tiempo aquel recuerdo de los blancos. Una hora después nos despedimos de aquellos sencillos habitantes de las selvas, que nos acompañaron largo rato y que nos decían adiós casi con lágrimas en los ojos y sin dejar de manifestar un sentimiento profundo por nuestra partida. Yo propuse a dos jóvenes indios, varón y hembra, que eran hermanos y tendrían de doce a catorce años, que fuesen a Bogotá conmigo; pero, a pesar del entrañable afecto que durante nuestra permanencia allí me habían demostrado, se negaron resueltamente a seguirnos, haciéndonos comprender que en Bogotá había mucha gente brava que echa bala (porque es mucho su temor a las armas de fuego), y estimulándome por el contrario a que me despojase de mis vestidos y me