Durante el siglo XIX, el pensamiento ruso se ocupó especialmente de los problemas de la filosofía de la historia y nuestra conciencia nacional se formó a partir de los sistemas elaborados por esta filosofía. No es, pues, casual, que en el centro de nuestros intereses espirituales se situasen las disputas entre eslavófilos y occidentalistas en torno a las relaciones entre Rusia y Europa, Oriente y Occidente. Ya Chaadaev y los eslavófilos dictaron al pensamiento ruso uno de los temas de la filosofía de la historia, a saber, por qué el enigma de Rusia y de su destino histórico guardaba relación con tal filosofía. Según todas las apariencias, la vocación del pensamiento filosófico ruso es la de construir una filosofía religiosa de la historia. El pensamiento específicamente ruso contempla el problema escatológico del fin bajo un matiz apocalíptico. Esto lo distingue del pensamiento occidental y, sobre todo, le otorga el carácter de una filosofía religiosa de la historia. Siempre me han interesado especialmente los problemas de la filosofía de la historia, y la guerra mundial y la revolución acentuaron este interés y orientaron mis estudios sobre todo en esta dirección. Así maduró en mí el esquema de un libro sobre los problemas fundamentales de la filosofía religiosa de la historia, esquema que estaba en la base de las lecciones impartidas por mí en la Academia Libre de Cultura Espiritual de Moscú durante el invierno de 1919-1920. El presente libro se basa en las anotaciones hechas durante estas lecciones y lleva como apéndice el artículo «Voluntad de vida y voluntad de cultura», esencial para entender mi concepción de la filosofía de la historia y escrito por mí en 1922.